Una enseñanza legítima

Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes (Jeremías 33:3).

Lo grande y lo oculto siempre nos cautivan. Como humanos tendemos a buscar elevadas dimensiones de grandeza, y mucho más si no está al alcance de todos.

Pero generalmente fallamos por buscarlo en lugares inapropiados. Porque hay quien nos también nos ofrece sus caminos. Nos dice que nos proporcionará grandeza; dándonos fama, poder terrenal y dinero como medios para alcanzarla.

Quienes se fascinan por esos caminos, a menudo pierden de vista valores tales los de la solidaridad, la justicia y la modestia, todo para conseguir la grandeza meramente humana. Y no hablemos de humildad: Para ese alguien es lo opuesto a grandeza.

También el enemigo nos promete revelar lo oculto. Y sugiere que lo hagamos por el camino de lo prohibido, por medios que no podemos públicos. Nos puede tentar con alguno tipo de adicción, en cualquiera de sus presentaciones. Probar lo prohibido terminará por hacernos daño y nos avergonzará cuando los demás se enteren de nuestra debilidad.

También nos presenta la opción del ocultismo, en sus diversas modalidades, desde algunas aparentemente inocentes, como los argumentos de los dibujos animados de hoy, hasta otras mucho más atrevidas, como las prácticas de culto claramente satánicas.

Lo cierto es que por esos caminos no llegamos a conocer la verdadera grandeza y lo verdaderamente oculto. Eva, la madre de la raza humana, sucumbió ante los encantos de la grandeza: «Se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal » (Génesis 3:5).

Así desobedecieron al Creador. ¿Tienes ansias de conocer lo grande y lo oculto? Puedes obtener esa información de dos fuentes: Del enemigo o de Nuestro Líder.

El texto de hoy te sugiere que acudas a Dios. El Espíritu Santo te llevará a experimentar lo grandioso sin hacer daño y te develará los profundos misterios de la logística divina, sin que pierdas tu lealtad a Dios.

«El Espíritu educador y santo de Dios se halla en su Palabra. Una luz nueva y preciosa brilla de cada una de sus páginas »

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